Hoy descubrí la
existencia de otro con el «síndrome de Jaime Avilés»: los hombres que se
enamoraron sexual y perdidamente de Marcos
y escriben libros o
artículos en los que según ellos el subcomandante zapatista les consultaba todo
sobre cómo hacer la revolución y enfrentar al mal gobierno, pero que al final
de su idilio cometió el pecado de no obedecerlos, y que por su culpa la
revolución o el cambio cualitativo rumbo a la liberación no le salió bien.
Ahora ya no es Marcos, sino Galeano, el
que supuestamente se la pasa consultando a estos protocerebros de eminencias
que navegan en redes sociales, pero que luego no les hace caso. ¡Gran error,
pues son unas lumbreras! Arman tal berrinche que tratan de contar infidencias
por doquier y quitarle el pasamontañas. Ahí sí no están del lado de los de
abajo. O se someten, o los balconean...
Pero, como dice una amiga, ni entienden
que los verdaderos asesores de quien hasta ahora fue el vocero zapatista «ni
siquiera hablan la castilla». A ell@s sí les consulta…
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